Las naciones que componen el Antiguo Cercano Oriente son Sumeria, Egipto,
Palestina, Siria y Persia. Contrario a las creencias de las civilizaciones del
antiguo lejano Oriente (China e India), estas naciones del Cercano Oriente
entendían que el ser humano tenía el derecho natural de involucrarse en
actividades físicas productivas en su vida diaria.
Fundamentalmente, la educación física formó parte de estas sociedades
con el fin de educar al individuo
física y moralmente, de manera que estuviera preparado para conflictos
bélicos. Vemos que este enfoque no era preventivo ni terapéutico, sino
simplemente militarista.
Sumeria y Egipto son comúnmente reconocidas como la cuna de la civilización
(5000 a.C.). A estas sociedades, le siguieron las naciones de Asiria, Babilonia
y los Hebreos. Estas civilizaciones no fueron afectadas por el culto religioso,
filosofía mística y sociedad rígida que caracterizaba las naciones del antiguo
Oriente Lejano.
Fueron sociedades dinámicas y visionarias, donde se creía en vivir una vida
a plenitud. La participación en actividades físicas era impulsada
particularmente por razones de índole militar y en parte por el avance
espiritual. Sus habitantes se involucraban en una gama amplia de actividades,
desde la equitación y arquería hasta los juegos con bolas y el baile. Estas
actividades formaban parte de su vida diaria común.
Posiblemente, la civilización que mayor impacto tuvo en la educación física
y deportes fue la Hebrea. Esto se debe a su influencia Judeo-Cristiana y la
idea de hermandad y fraternidad en la humanidad. Fuera del Cristianismo
crecieron muchas influencias antagónicas y conducentes a la educación física.
El clásico guerrero entrenaba físicamente en cacería, carreras de carruajes,
uso de armas
y lucha. Desde el punto de vista recreativo, sus habitantes (de todas las
clases sociales) practicaban la natación,
la cacería y jugaban juegos de bola. El baile y la lucha comúnmente se
practicaban como rituales religiosos. En resumen, se practicaba la lucha,
levantamiento de pesas, deportes acuáticos, música, el baile, gimnasia
y juegos sencillos con una bola.
Todo esto estaba vinculado con la adoración de algún dios. Por razones de
ambiciones imperiales, durante la civilización de la antigua Persia, el entrenamiento
físico alcanzó su nivel y prestigio más alto.
La educación física y salud era fomentado y dirigido por los líderes
militares. El abarcador y organizado sistema de entrenamiento muy particular en
la nación
de Persia la condujo a un triunfo rotundo durante sus confrontaciones bélicas.
Para fines del año 529 d.C., el Rey Cyrus el Grande logró constituir un
imperio: el Cercano Oriente.
Persia contaba entonces con uno de los ejércitos más poderosos. No obstante,
este éxito obtenido durante las campañas militares tuvo su fin cuando el vicio y la corrupción
debilitaron internamente a esta nación al pervertirse los principios
morales y físicos de sus habitantes. De hecho, fue el fracaso en mantenerse
viril y fuerte físicamente y moralmente lo que llevó a la caída del imperio.
Como consecuencia, el ejército Persa fue derrotado por los estados Griegos
emergiendo.
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